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El albinismo o carencia de melanina da como resultado ejemplares animales de color blanco rosácea y de ojos con pupilas rojizas debido a que los vasos sanguíneos son visibles a través de los tejidos. El gen responsable del albinismo es recesivo, de manera que solo se manifiesta si ambos progenitores lo transfieren a su descendencia, aunque no tienen por qué aparecer en todas las generaciones de una familia. Es decir, una persona, animal o planta puede trasmitir el albinismo a su descendencia sin percatarse de que es portador del gen.
El leucismo es muy similar, siendo otra particularidad genética con falta parcial o total de eumelanina. Mas común en las aves, los leucinos – a diferencia de los animales albinos – mantienen en los ojos su color normal, pudiendo estar o no las patas y el pico normalmente coloreados. Se puede observar un ejemplo del leucismo en esta carpintera Hoffman (Melanerpes hoffmannii; arriba a la derecha).
Por otra parte, el melanismo, que también es hereditario y se produce por la mutación de distintos genes, es un exceso de pigmentación oscura en un animal. Se puede observar en reptilos, anfibios y mamíferos. Un ejemplo es el “jaguar negro”, el cual antes fue considerado como su propia especie pero que ahora se reconoce como un ejemplo de melanismo del jaguar, Panthera onca. La ardilla Sciurus variegatoides (arriba)es un ejemplo de melanismo. .
Pero aún hay más anomalías pigmentarias. El eritrismo es la abundancia de coloración roja o naranja, como en el caso de la esperanza Phoebolampta caeruleotergum abajo. El flavismo o xantismo es la abundancia de pigmento amarillo y carencia de otros. Y el axantismo, el caso contrario, es la ausencia de pigmento amarillo. El axantismo es lo que da lugar a que ranitas arborícolas como la de San Antón o la meridional no sean verdes, sino que muestren una llamativa coloración azul en la piel.
Traducción por Lindsay Stallcup